Turégano
Decir Turégano es decir Castillo, pues la fortaleza de esta Villa Episcopal es de las más importantes de España y desde luego la más singular de todas por su carácter de iglesia fortificada inexpugnable.
Declarado Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931, es el resultado del encastillamiento de la iglesia de San Miguel, creando su singular silueta conocida internacionalmente. Desde sus orígenes pertenece al obispo de Segovia, pero fue cedido al Ayuntamiento de Turégano el 2 de noviembre de 1994, a excepción de la iglesia, por treinta años y desde 2017 se firmó la cesión plena por cincuenta años.
No sabemos si fue Pedro de Agén o alguno de sus sucesores inmediatos el que inicia la construcción considerando que el antiguo castro, edificado sobre una suave colina, era el lugar idóneo para emplazar la nueva iglesia de San Miguel, concebida como la sede del obispo en su villa. El primer documento que hace alusión al castillo nos lo encontramos en 1440 siendo obispo fray Lope Barrientos.
Construida en la segunda mitad del s. XII, su estructura responde al románico pleno, excepcional por su monumentalidad, tanto en planta de tres naves y tres ábsides, como en altura cubierta en piedra con bóveda de cañón apuntada. Durante su construcción se levanta la cerca exterior, de torreones y muros en tapial hoy semiderruidos, quedando en su centro.
Muy pronto, esta iglesia de planta basilical, comienza a ser fortificada superponiendose distintas estructuras defensivas sobre sus muros.
A partir del s. XIII comienza a constituirse sobre la iglesia un castillo con construcciones que se irán sucediendo hasta finales del s. XV, cuando Juan Arias Dávila le fortifica, ya que se hallaba en estado ruinoso, para defender las rentas y posesiones del obispado. En ese momento se construye la cerca interior, dos fuertes torres circulareslos y tres grandes torreones sobre la cabecera de la iglesia, que aprovecha construcciones anteriores y donde se embute la torre campanario ubicada en el crucero, y se inicia el encastillamiento de todo el perímetro de la iglesia, finalizado en el s. XVI por el obispo Diego Rivera.
Como curiosidad la distribución laberíntica era clave defensivamente quedando las estancias comunicadas visualmente.
En época de Arias de Villar, obispo entre 1498 y 1501, se remata la fachada monumental del templo, donde coloca sus armas, quedando como el auténtico señor de la villa. El castillo está concebido para la defensa, sin uso palaciego, aunque la tradición hospeda aquí a Fernando el Católico, tras la proclamación de Isabel como reina en 1474.
En la iglesia destacan dos fases constructivas, la primera corresponde a las naves laterales y la torre elevada sobre el crucero, de la que sólo quedan leves testigos al encontrarse embutida dentro del torreón central o torre del homenaje del propio castillo. De la segunda fase destaca la nave central, construida por buena sillería y cubierta con bóveda de cañón apuntada, generada por los arcos fajones que la sustentan. En todo su interior destaca la decoración escultórica: capiteles historiados del lado de la epístola, decoraciones vegetales, hojas de acanto y palmetas. En una reciente restauración se han descubierto unas pinturas románicas en el presbiterio. Se recupera la puerta de entrada a la iglesia probablemente del siglo XVIII.
Durante las Comunidades hubo un intento de rendición de la fortaleza a los comuneros y posteriormente se convierte en cárcel de Estado, destacando entre sus presos Antonio Pérez, secretario de Felipe II. En el s. XVII se abandona su uso, de ahí que conserve su estructura original, solo ocupado por los franceses en la Guerra de la Independencia. En 1703 se construye la enorme espadaña para las campanas de la iglesia de San Miguel, último elemento que se coloca y que da ese carácter tan genuino a este castillo.
A modo de resumen cabe destacar seis momentos principales que pueden observarse en su entramado arquitectónico son:
En tiempos de Carlos III, el castillo de Turégano pasó a depender de la Corona, siendo restituido al poco tiempo a la Mitra segoviana. Además, será parroquia del barrio del Altozano hasta 1842, momento en que se suprime como tal y queda su uso limitado a celebraciones puntuales, abandono que se acentúa tras el traslado de todas sus imágenes a la iglesia de Santiago en los años 90, excepto el Cristo del Amparo y el San Miguel del retablo mayor.
Este castillo fue utilizado hasta el s. XVII donde acabó en desuso, aunque la iglesia siguió en funcionamiento. Hoy en día también se conservan una parte de las torres del castro árabe junto con las murallas, el castillo y la iglesia la cual sobresale la espadaña.
El castillo realiza visitas guiadas de miércoles a domingo, que tienen una duración de 60 minutos, y un aforo de 5 personas. Son 2 euros. Es necesario hacer reserva con antelación. Teléfono: 670638970. Actualmente se encuentra cerrado por obras.