Un excelente lugar para pasear, hacer compras, comer o hacer noche en un entorno privilegiado de quietud y autenticidad. Situada a 1.073 m de altitud en el piedemonte segoviano, el promontorio pétreo en el que actualmente se asienta la población está orillado por los arroyos San Miguel y Vadillo que poco más abajo confluyen y se convierten en el Cega.
La configuración geográfica de Pedraza favorece un asentamiento temprano; hay indicios de población prehistórica en los valles que arropan al río Cega y se han encontrado restos junto a la actual explanada del castillo, de cerámica hecha a mano, que hacen suponer que la propia roca donde hoy se asienta Pedraza estaba ya habitada hacia el s. IV a. C. Dentro del término municipal de Pedraza, se localiza la conocida Cueva de la Griega, donde han aparecido numerosos vestigios de época prehistórica, incluidos un buen número de grabados rupestres con representaciones zoomorfas de caballos, cérvidos y bóvidos, que hacen de ella uno de los “santuarios” paleolíticos más sobresalientes de la Meseta Castellana por un núcleo de población celtibérica. Posteriormente, hay certeza de una ocupación en época romana.
Se cree que la actual Pedraza fue la antigua Metereosa, mentada por el autor clásico Ptolomeo. A través de la historia, la villa tuvo varios nombres: Petrazán, Petracia Serrana, etc. También se asegura que la madre del primer emperador romano de origen hispano, Marco Ulpio Trajano (c-53-117) era natural de esta villa, así como los mártires cristianos: san Eutrido y san Felicitas.
Pero hemos de dar un salto a la Edad Media para encontrar datos más fiables, ya que en el primer documento histórico que aparece Pedraza nos remite al s. X, en el cual el conde Fernán González lanza una ofensiva en la Cordillera Central y arrebata a los árabes las plazas de Sepúlveda, Pedraza y Segovia ocupando la Extremadura castellana desde el Duero hasta la Sierra. Posteriormente es de nuevo tomada por los árabes y no es hasta el s. XI cuando se reconquista y queda definitivamente delimitada la frontera entre Castilla y Al-Andalus.
Es entonces cuando aparecen las llamadas Comunidades o Universidades de Tierra, a través de las cuales se realizó la colonización y repoblación de las tierras reconquistadas. Se trataba de concejos comuneros que eran la federación de varios municipios enmarcados dentro de una cierta unidad geográfica, histórica y cultural que se autogobernaban, reclutaban tropas, recaudaban tributos y administraban justicia a sus ciudadanos no teniendo que responder ante el rey o señor más que en última instancia.
La Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza abarca hoy 18 municipios y funciona como una institución administrativa de su patrimonio comunal. Desde mediados del s. XIV Pedraza fue dominio señorial, situación que se mantuvo hasta comienzos del s. XIX en que los señoríos fueron abolidos. D. Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla y primer duque de Frías obtiene el señorío de Pedraza en el s. XV a través de una dote matrimonial. Con ello, Pedraza pasa a ser residencia de varios señores de la poderosa Casa de Velasco, condestables de Castilla desde mediados del s. XV a mediados del s. XVI. A partir de la llegada de los Velasco, la Villa comienza a llenarse de casas nobles cubiertas de blasones.
Además los ganaderos más ricos acuden a avecindarse en la Villa, pues ello les da derecho a que sus ovejas merinas pasten en prados comunales. Los s. XVI y XVII corresponden a la época de mayor esplendor de Pedraza, gracias a la cabaña de ovejas merinas y al honrado Concejo de la Mesta, una tupida red de cañadas para facilitar el tráfico ganadero que llegó a controlar tres millones de cabezas. Los talleres segovianos se hicieron famosos en toda Europa y la lana castellana abastecía talleres de Brujas y Florencia; en La Velilla aún en el s. XIX subsistía un lavadero de lanas.
En el s. XVIII comienza a apuntarse una decadencia que se acentuará de forma brusca en el s. XIX como consecuencia de la crisis ganadera que afectará a toda la meseta. Además se produce la abolición del antiguo régimen señorial de 1811 en las Cortes de Cádiz, uno de los cuales era el ejercido en Pedraza por el Duque de Frías.
Por otro lado, se abre paso a una transformación de los antiguos lugares de la Comunidad de la Tierra en concejos con Ayuntamiento propio, con lo que Pedraza queda en pie de igualdad con respecto a los municipios de su Tierra.
Como consecuencia del proceso de despoblación del campo que marca los inicios del s. XX y que continuará agravándose hasta bien pasada su primera mitad, las casas quedan abandonadas, expuestas a la ruina y se venden a bajo precio.
Éste es el factor que contribuyó a dar un giro a la situación, a que se produjera el golpe de péndulo al retorno, que en Pedraza se inició en los años sesenta consolidándose ya en los ochenta; la gente de la ciudad compraba y restauraba casas para convertirlas en segunda residencia, y ese flujo cada vez mayor de urbanitas que llegan a la zona en fines de semana y festivos, impone un esquema y un ritmo económico diferentes a los tradicionales.
El pulso inusitado recuperado por Pedraza es un mérito reconocido recientemente por la Fundación Internacional Europa Nostra, que en 1996 concedió a Pedraza un diploma “por la recuperación de la vida de esta Villa Medieval amurallada, mediante una respetuosa rehabilitación de sus viejos edificios, con la frecuente colaboración de la iniciativa privada”.
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Fiestas y Tradiciones
Fiestas en Honor a la Virgen del Carrascal
Pedraza celebra sus fiestas en honor a su patrona, la Virgen del Carrascal, en la 1ª quincena de septiembre. El día 8 tiene lugar la procesión con la imagen por las calles del pueblo.
Los hombres bailan jotas delante de las andas de la Virgen y antes de entrar de nuevo a la iglesia tiene lugar la “subasta de palos”, pujando los vecinos por el honor de entrar la imagen sobre sus hombros.
El día 9 tiene lugar el encierro, uno de los espectáculos más pintorescos, ya que se trae a los toros desde la Dehesa de la Villa a campo a través con cabestros y mayorales a caballo, dirigiendo con garrochas la manada.
Los días 9 y 10 se celebran novilladas con las reses que subieron a la Villa en el encierro la mañana del día 9. Desde 1550 los toros son en Pedraza complemento obligado de las celebraciones religiosas, cerrándose la plaza y la calle Real con carros y talanqueras; puede verse en las esquinas de las bocacalles postes de piedra con los huecos donde se encajaban los tablones.
Por su especial configuración, la plaza de Pedraza es uno de los marcos más pintorescos para festejos taurinos. El día 12 y como fin de las fiestas, se hace la caldereta en la Plaza Mayor de la que participa todo el pueblo.
Otras fiestas:
San Isidro el 15 de mayo y San Juan Bautista el 24 de junio.
En Rades de Abajo: San Sebastián el 20 de enero, duran cuatro días de jueves a domingo y están organizadas por el Club de La Rades. Santa Ana el primer fin de semana de agosto y la Virgen del Rosario el primer fin de semana de octubre. En La Velilla: fiestas en honor a San José el 1 de mayo: el primer día se instala una cucaña del que se colgaba un jamón en lo más alto, para la persona que pudiese ascender hasta él. San Salvador el 5 y 6 de agosto, se hace caldereta popular (todos estos eventos los organiza la Asociación Cultural de la Velilla), y la Virgen del Rosario el primer fin de semana de octubre.
Cada verano se dan cita en la Plaza Mayor los mejores dulzaineros de Castilla y León. Organizado por la Fundación Villa de Pedraza.
Los Conciertos de las Velas
Cada primer y segundo sábado de julio, se celebran en Pedraza los Conciertos de las Velas. Organizados por la Fundación Villa de Pedraza, se trata de un espectáculo sublime en el que se puede contemplar la belleza de Pedraza iluminada en su totalidad por la luz de miles de velas, mientras se asiste a conciertos con carteles del más alto nivel en entornos tan privilegiados como la explanada del castillo, con éste iluminado de fondo.
Este concierto empezó a organizarse en 1993 como una actividad más de la Fundación Villa de Pedraza y con el paso de los años ha ido creciendo en calidad e importancia. Se celebra en el patio del Castillo y en la Plaza Mayor. El día que tiene lugar este concierto, por la noche, el pueblo se ilumina completamente con velas: desde la muralla hasta el Castillo, por las calles, en las ventanas, en los zaguanes de las casas haciendo formas en el suelo, por todas partes ponen las velas. Se llegan a poner hasta 35.000 velas. Esa noche la iluminación eléctrica queda desterrada.