Pradera de Navalhorno

La Pradera de Navalhorno es una localidad singular del municipio del Real Sitio de San Ildefonso, situada en el corazón de la Sierra de Guadarrama, a apenas 14 km de Segovia y a unos 75 km de Madrid. Rodeada de inmensos pinares y unida físicamente a Valsaín, esta población combina el legado de su pasado industrial con un entorno natural de gran valor ecológico y paisajístico.

Situada a 1.200 metros de altitud, surgió a finales del siglo XIX como asentamiento vinculado al Real Taller de Aserrío Mecánico, una de las iniciativas más ambiciosas de aprovechamiento forestal de la Corona. Con el tiempo, el núcleo fue creciendo hasta consolidarse como una comunidad viva, con un marcado carácter montañés y una identidad propia dentro del entorno de La Granja y los Montes de Valsaín.

El origen de la Pradera se remonta a 1883, cuando se instaló el Real Aserradero de Valsaín, una moderna fábrica movida por vapor para el tratamiento de la madera procedente de los montes cercanos. La necesidad de alojar a obreros, técnicos y sus familias dio lugar a un poblado que, en sus primeras décadas, estuvo habitado en gran parte por trabajadores llegados del País Vasco, expertos en maquinaria y trabajo forestal.

Las primeras viviendas eran humildes chozas de madera recubiertas con grasa de máquina, lo que les daba un aspecto ennegrecido característico. Posteriormente, se edificaron casas de obra, escuelas, economato y equipamientos comunitarios.

Hoy, el edificio del antiguo aserradero —Real Taller de Aserrío Mecánico de Valsaín— conserva parte de su maquinaria original y ha sido declarado Bien de Interés Cultural. En proceso de restauración y musealización, será convertido en un centro de interpretación de la industria forestal.

Rodeada por los Montes de Valsaín, La Pradera de Navalhorno ofrece un entorno natural privilegiado con más de 10.000 hectáreas de pinares gestionados de forma sostenible. Desde la localidad parten numerosas rutas de senderismo y ciclismo que permiten descubrir parajes como la Cascada de la Chorranca, la Cueva del Monje, la Silla del Rey y el Cerro del Puerco. 

Estas rutas, de dificultad moderada, son ideales para disfrutar de la naturaleza y la historia de la zona, ya que atraviesan antiguos caminos reales y zonas de pasto utilizadas desde tiempos medievales.