Las chicas de oro: Como la vida misma
Perteneció al monasterio benedictino Carracielo del Pinar, del s. XII que pasaría más tarde a ser la iglesia parroquial de San Baudilio. Llama la atención su ábside semicircular y su torre y en el interior destacan las capillas. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 2001, ya que es uno de los mejores exponentes de la arquitectura mudéjar. Está formada por una sola nave, la cual fue reformada durante el barroco acortando su longitud, con una bóveda de cañón. En cuanto a la torre está limitada por un alfiz, en las dos últimas plantas.
Se encuentra situada entre la calle Traseras y la calle Muro. También en las dependencias del monasterio se ha construido un albergue para clérigos.
La iglesia parroquial de Samboal, junto con San Andrés de Cuéllar, es el máximo exponente de la arquitectura de ladrillo de Segovia. La belleza de su interior, en que los arcos fajones generan un ritmo como de arco voltaico y el tratamiento de las capillas interiores no tiene parangón. Es en estas capillas donde se percibe, de manera absoluta, el grado de belleza conseguido por un material tan humilde como el ladrillo y se presienten las posibilidades que esta arquitectura hubiera tenido de no haberse colapsado con el gótico.
La iglesia es de una sola nave muy corta, con una extraordinaria cabecera terminada en ábside semicircular. La nave obedece en líneas generales, a una reconstrucción barroca, pero en su día fue más larga, como puede desprenderse de los restos de la pared visibles aun en los jardines que hay en la fachada occidental.
Es posible que en un principio, se proyectara una iglesia de tres naves, pues de lo contrario no tiene sentido las portadas abiertas en la pared occidental de las capillas del crucero. Otra hipótesis sería la existencia de dos atrios a los lados norte y sur, que aunque infrecuentes en el románico segoviano, en cuyo extremo oriental se abrirían las mencionadas capillas.
Una vez atravesada la actual portada aparece la nave, ancha y cubierta por una bóveda de medio cañón. La nave es muy despejada, pero la mirada se siente atraída por la presencia de los arcos fajones de la cabecera que se prolongan en los laterales ciegos que recorren los muros.
Se inicia esta parte por un arco de triple rosca y medio punto, volteado igual que el resto sobre impostas de nacela que prolongan a lo lago de muros y ábside y sirve de arranque a las bóvedas. En aquel y otro fajón, de idéntica configuración, se extiende un tramo rectangular, en cuyos lados se abren capillas cuadradas que originan un crucero a las que se ingresa por portadas de seis roscas de ladrillo. Son de planta casi cuadrada, cubiertas por bóvedas de arista.
Sigue al tramo recto del crucero otro subdividido a su vez en dos por un fajón doblado. Los muros se refuerzan a su vez con arquerías ciegas. Se inicia la curvatura del ábside con un arco de triple rosca.
Al exterior la cabecera se ordena con ábside según modelos cuellaranos. Dos pisos de arcos ciegos en el tramo recto y tres en la curvatura, que generan un polígono de once lados. Los del tramo recto se separan mediante alfices e impostas a sardinel. Toda la cabecera descansa sobre un zócalo de mampostería e espejo, que a su vez lo hace sobre una fuerte cimentación de calicanto.
Sobre la capilla del lado sur se levanta un cuerpo por el que se accedía por una puerta, hoy al exterior colgada de una pared, y sobre la del lado norte la torre, de calicanto en la parte baja y de ladrillo en la alta.
Los cuatro frentes del campanario muestran dos ventanas en el primer piso, otras dos en el segundo piso a ejes y delimitadas por el alfiz y cuatro en el tercero también con el alfiz. Separa el primer cuerpo del segundo una banda de ladrillo en esquinillas y este del tercero un friso de ladrillos a sardinel.