Ruta 4: Sepúlveda, Sebúlcor, Duratón y un pantano para el ocio

2.00 Días Sepúlveda

El para el ocio puerto de Somosierra es un balcón desde el que se domina todo el horizonte. Desde allí se ven las anchas t ierras castellanas de Segovia. Es el momento de emprender el camino hacia Sepúlveda, pero la tentación llega en la forma de desvíos. Por ejemplo, hacia Duratón, una aldea que parece un museo de 23 siglos de historia. Aquí hay que destacar la necrópolis visigótica más extensa de España y una de las iglesias románicas más encantadoras de toda la provincia. Sepúlveda aparece desde lejos, escalonada sobre una loma empinada. Además del castillo hay una maravillosa cantidad de casonas e iglesias por donde es posible demorarse horas. Historiadores famosos afirman que la iglesia de El Salvador es el monumento de arte medieval más genuinamente español. Está en la parte más alta de la villa y tiene casi mil años. Por las calles flota el aroma de las panaderías, con el mejor ponche segoviano, y el de los lechazos.  Hay que volver a la carretera, que pasa por Villar de Sobrepeña y San Miguel de Neguera antes de llegar a Sebúlcor donde hay una necrópolis visigoda del siglo VI. De aquí sale un camino hacia el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, en ruinas pero en uno de los enclaves más espléndidos que quepa imaginar, en un meandro del Duratón. El embalse de Burgomillodo ha cortado los accesos por tierra más habituales así que la mejor manera de llegar es en una excursión en piragua. La vista desde lejos también es espectacular. Hay que regresar hacia San Miguel y continuar hasta la confluencia de los ríos Duratón y San Juan para buscar, en las inmediaciones del puente la cueva de los Siete Altares, una ermita rupestre donde hay unos altares tallados y unos grabados geométricos. Llegados a Villaseca se toma el desvío hacia uno de los enclaves más asombrosos de toda la provincia. Es el priorato de San Frutos, que nos habla de eremitas que buscaban la soledad en estos lugares agrestes. Hace trece siglos este rincón sería lo más parecido al fin del mundo. La iglesia se encuentra en un promontorio cortado a pico sobre el Duratón. Para llegar a la ermita hay que pasar un puente que supera la llamada Cuchillada. Una leyenda afirma que san Frutos creó esa brecha con un golpe para proteger el lugar de los musulmanes. Aquí se tiene todo: el arte, la leyenda, el río, el desfiladero, el cielo, y tal vez hasta el vuelo de los buitres.

LA RUTA: A Sepúlveda se puede llegar fácilmente desde la A-1 y la N-110 pero en ambos casos siempre hay motivos para detenerse en el camino. Luego se sigue hacia las hoces del Duratón, que esconden algunos de los rincones más fascinantes de la provincia.

+INFO: Cerca de Prádena hay dos tesoros naturales: la cueva de los Enebralejos y uno de los acebales más importantes de Europa.

 

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